Lo constante de este sentimiento, que retumba con la fuerza de una puerta que se cierra por la acción imparable del viento y la frecuencia de la necesidad fisiológica de respirar, me vuelve casi loca, por no decir completamente loca. Y digo sentimiento porque siento cada vez que lo siento. Sufro cada vez que lo sufro. Pero no. No es sentimiento. Es necesidad. Necesidad completa, entera, justa para vivir y ser.
Hambre.
A diario. A toda hora. Cuando nadie tiene hambre. Yo tengo hambre. Hambre de codicia. Hambre de palabra. Hambre de seguridad y coraje. De conocimiento e inteligencia emocional. Hambre de mujer. Hambre de saber. Hambre de libre expresión. Sí. Hambre de libertad.
Tengo ganas de comerme al mundo y de quien no quiera que yo me lo coma. Tengo hambre de búsqueda infinita. Y mucha hambre de ti y de mí.
Quiero comérmelo todo y no sé cómo.
Hambre.
A diario. A toda hora. Cuando nadie tiene hambre. Yo tengo hambre. Hambre de codicia. Hambre de palabra. Hambre de seguridad y coraje. De conocimiento e inteligencia emocional. Hambre de mujer. Hambre de saber. Hambre de libre expresión. Sí. Hambre de libertad.
Tengo ganas de comerme al mundo y de quien no quiera que yo me lo coma. Tengo hambre de búsqueda infinita. Y mucha hambre de ti y de mí.
Quiero comérmelo todo y no sé cómo.
Sí. Siempre tengo hambre.
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