Esta semana es decisiva para la historia democrática de mi país.
Venezuela entra una vez más en proceso de elecciones presidenciales y lo que se decide es elegir entre un país democrático o un país con una dictadura disfrazada de institucionalidad. Triste. La gente que apoyaba a Chávez, continuará apoyando al gobierno, o para ser más exacta a Nicolás Maduros, por petición de un personaje que ya está en otro plano (quién sabe dónde).
Por eso, hasta que llegue el 14 de abril, sumiré mi energía en Henrique Capriles Radonski, para que este país tenga la oportunidad de empezar de nuevo, de cero. Necesitamos un respiro, una pausa, un punto y aparte de 14 años de seudo socialismo, de mentiras, de odio y división.
Chávez logró la admiración de muchos a nivel mundial y aquí ganó la devoción absurda de un dios. Pero la verdad, de la verdad, es que no dejaré de reprocharle que nos haya divido, que nos haya llevado por un camino de diferencias irreconciliables. Y eso es imperdonable.
A Willie Colón le agradeceré haber movido y alborotado sentimientos. Su voz, su música, es sinónimo de lo que somos y expresión real de dónde venimos.
Mentira Fresca fue dedicada a Chavez en su momento por el Grupo Cambio del 23 de Enero, un conocido barrio de Caracas. Y fue el seudónimo que este grupo le dio al presidente fallecido, por escupir mentira tras mentira. Mentira Fresca lo llamaron. Esta vez, el nuevo Mentira Fresca es Maduro. Y vean ustedes por qué. (Por cierto que la versión completo de la canción la pueden encontrar en SoundCloud)
Gracias, Willie Colón, tremendo pana que eres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario