La vida, oh, la vida...
Con frecuencia quiero que mi vida tenga adrenalina, emoción, movimiento, cero aburrimiento. Quiero hablar de mis viajes, de los amigos conocidos, de los platos comidos, de los amores hechos. Quiero vivir al borde, vivir con vértigo, gritar y que se me escuche hasta el cielo.
Ya hice bungy jumping, rafting, volé ultraliviano, llegué al Naiguatá, conozco la Gran Sabana, he vivido con coreanos y japoneses y nunca me timbra el estómago para comer cualquier cosa... Ese es un mini aperitivo de lo que apenas me viene a la mente.
Sigo queriendo vivir... No hay duda. Pero vivir la vida también trae consecuencias, buenas o malas. El karma. Acción, reacción. Yo digo, tú respondes.
Y hasta cuándo la pregunta de siempre...
Con frecuencia quiero que mi vida tenga adrenalina, emoción, movimiento, cero aburrimiento. Quiero hablar de mis viajes, de los amigos conocidos, de los platos comidos, de los amores hechos. Quiero vivir al borde, vivir con vértigo, gritar y que se me escuche hasta el cielo.
Ya hice bungy jumping, rafting, volé ultraliviano, llegué al Naiguatá, conozco la Gran Sabana, he vivido con coreanos y japoneses y nunca me timbra el estómago para comer cualquier cosa... Ese es un mini aperitivo de lo que apenas me viene a la mente.
Sigo queriendo vivir... No hay duda. Pero vivir la vida también trae consecuencias, buenas o malas. El karma. Acción, reacción. Yo digo, tú respondes.
Y hasta cuándo la pregunta de siempre...
¿Lo hago o no lo hago?
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