Sonreír. Hay días que cuesta hacerlo. ¿Qué cosa? sonreír. Frases como "no todo es tan malo, es bastante malo" pronuncié apenas esta mañana. Y la verdad es que la mayoría de lo malo proviene solo de una cabeza fatalista.
En días que uno se cuestiona el por qué de todo, el clásico "¿de verdad sirvo para esto?", y "¿qué hago aquí si quiero estar allá?", aparecen cosas como a continuación, que te recuerdan que hay belleza y sutileza en el día, a día. Lo interesante es que es bastante difícil lograrlo.
Sigamos entonces... Cambio y fuera.
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